La tensión comercial entre Estados Unidos y China se intensifica a medida que Estados Unidos considera utilizar el «garrote de los derechos humanos» y la política cambiaria como golpes relámpago contra la economía china. Esta medida podría tener consecuencias imprevistas para ambas economías más grandes del mundo.
Representación simbólica de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La Carta de los Derechos Humanos Entra en Juego
Estados Unidos está considerando sancionar a 5 empresas tecnológicas chinas, incluyendo Hikvision, por presuntas violaciones de los derechos humanos en Xinjiang. Esta es la primera vez que Estados Unidos utiliza esta razón para imponer sanciones a empresas chinas desde que comenzó la guerra comercial en 2018. Bloomberg y el New York Times informan que la administración Trump podría prohibir a estas empresas comprar tecnología estadounidense. Esto marca una nueva escalada en la tensión comercial entre ambos países.
Funcionarios discutiendo las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China.
Desde principios de 2018, la Casa Blanca ha cambiado su punto de vista, dando importancia a la cuestión de los derechos humanos y considerándola indispensable en la agenda «Estados Unidos Primero». Esta medida se produce en un contexto de escalada de la tensión comercial entre Estados Unidos y China. El uso de la «carta de los derechos humanos» podría ayudar a Estados Unidos a atraer más aliados, formando un frente común contra China.
Gráfico que ilustra el impacto económico de la guerra comercial.
China rechaza las acusaciones de violaciones de derechos humanos, afirmando que los centros en Xinjiang son solo lugares de formación profesional y que los estudiantes no tienen restringida su libertad. Sin embargo, el uso por parte de Estados Unidos de la cuestión de los derechos humanos como arma en la guerra comercial podría tensar aún más las relaciones entre ambos países.
Política Cambiaria: El Golpe del Tipo de Cambio
Estados Unidos continúa vigilando el tipo de cambio del yuan, aunque aún no ha considerado oficialmente a China como un país manipulador de divisas. Sin embargo, el Departamento de Comercio de Estados Unidos está considerando permitir a las empresas estadounidenses imponer aranceles antisubvenciones a los productos importados de países que se determine que han devaluado su moneda.
Esto se considera un golpe «cambiario» dirigido a China, destinado a impedir el uso de la política monetaria para obtener una ventaja competitiva. Si se amplían los criterios para determinar el comportamiento de «manipulación de divisas», China podría enfrentarse a más desventajas. La expansión de la guerra comercial al ámbito financiero hará que el nivel de impacto sea más difícil de controlar.
Conclusión
El uso por parte de Estados Unidos del «garrote de los derechos humanos» y la política cambiaria como golpes relámpago contra China muestra que la guerra comercial está entrando en una nueva fase, más compleja e impredecible. Ambos países necesitan buscar soluciones de diálogo para evitar consecuencias negativas para la economía global.